Un Sexto Día del Antiguo Alumno muy especial

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De la primera misa como obispo de Luis Argüello a los reconocimientos de los hermanos Santana y Fernández Renedo

La  sede auxiliar de Valladolid estaba vacante. Y cuando, monseñor Blázquez, recibió el visto bueno del Vaticano para encontrar una persona que le ayudase a llevar el arzobispado vallisoletano, como casi siempre se barajaron nombres, personas, aspirantes con cualidades para ocupar esa plaza… Hasta que un buen día, los periódicos dieron el nombre del elegido: Luis Argüello García, antiguo alumno del Colegio de Nuestra Señora de Lourdes, Vicario General de la Diócesis. La noticia saltó a los teletipos a las doce horas del jueves 14 de abril.

¡Un antiguo alumno, tan cercano, elevado a una de las más altas dignidades de la Iglesia!...

Cuando fui a su despacho en el Arzobispado para felicitarle en mi nombre y en el de toda la Comunidad Docente del Colegio, yo creo que todavía no había digerido bien el nombramiento. Pero, eso si, me hizo una petición que me emocionó:

- ¿Sabes lo que me haría mucha ilusión?

- Tu me dirás…

- Decir mi primera misa como Obispo en la capilla del Colegio y ante la imagen de Nuestra Señora, la Virgen de Lourdes.

Reconozco que me emocionó una petición que le definía como una persona que no había podido olvidar su paso por las mismas aulas por donde pasamos tantos, y tantos otros… por donde pasarán tantos y tantos y otros. Si la consagración como tal obispo tenía fecha del viernes día 3 de junio, esa misa se celebraría el sábado día 4.

- No te preocupes… No creo que el hermano director ponga impedimentos.

El hermano Francisco no puso, era evidente, ninguna dificultad para esa misa a la que ya me propuse, desde ese mismo momento, asistir. Pero aún hicimos algo más: la Junta Directiva de nuestra Asociación ya había decidido que el Sexto Día del Antiguo Alumno se celebrase, como casi siempre, durante el último fin de semana del mes de mayo. Pero, el acontecimiento merecía la pena una reconsideración. Y, en efecto, en la siguiente reunión que celebramos el acuerdo fue unánime. El Sexto Día del Antiguo Alumno tendría lugar, precisamente, el mismo día en el que Luis Argüello, ya consagrado, celebrase en la capilla colegial su primera misa como obispo.

Y comenzamos una frenética labor de comunicación dirigida a todos los que figuraban como socios de nuestra renacida Asociación de antiguos alumnos. Y más aún, cada miembro de la Junta Directiva, hizo lo propio con los componentes de su promoción. Incluido yo y aquellos que, en su momento, habían  recibido nuestras distinciones como ex - alumnos distinguidos. No queríamos que, en fecha tan destacada, Luis se encontrase con una capilla vacía, incapaz de reflejar la alegría y la satisfacción que sentíamos todos los que habíamos conocido a Luis Argüello como profesor del Colegio, como sacerdote ejemplar, como asesor religioso de quienes ya estábamos enfrentados con la vida extracolegial. Y la gente respondió. Quizás, y lo digo sin rencor, no en la medida que yo esperaba… tal vez porque yo, siempre, espero más, mucho más de lo que encuentro, mucho más de lo que busco. Y yo, en aquellos momentos, esperaba desbordar el aforo de la capilla y ver a los amigos, a los compañeros, apiñándose en los pasillos, siguiendo el acontecimiento en pié por falta de asientos libres y escuchando el camino que nos marcaba el hermano Javier Abad.

Pero, no debo quejarme porque la respuesta fue muy buena. 

Incluyendo la sorpresa de un compañero mío de clase, José Ángel Mozo, en Roma y ocupando un alto cargo en el Vaticano que, no solo llegó para la misa, sino que concelebró con el propio Luis y otros seis sacerdotes. Para valorar como buena la respuesta, baste con medir las filas que se organizaron para la comunión.

Con cierta prisa, porque el nuevo obispo auxiliar tenía un compromiso en Medina de Rioseco y todos queríamos que Luis entregase las distinciones a los dos antiguos alumnos a los que íbamos a distinguir ese día. Dos personas que fueron alumnos y que, con el paso del tiempo, llegaron a dirigir el mismo colegio donde estudiaron. Los hermanos José Santana y Luis Miguel Fernández Renedo. El primero, por cierto, fue el director que ofreció al sacerdote Argüello la posibilidad de dar clase y enseñar en las mismas clases donde ocupó un pupitre. El segundo, compañero de mi promoción, en este caso amigo casi más que hermano, pero hermano de las Escuelas Cristianas más, mucho más que amigo. Los dos cumplieron con creces el viejo lema de La Salle:

“Entramos para aprender, salimos para servir”…

Y el acto, llamémosle académico, revistió una muy especial intensidad bajo la presidencias del nuevo obispo. Primero se leyeron los datos de cada distinguido que yo, aquí, voy a resumir porque, en caso contrario, no habría gigas en nuestra página web para biografías tan amplias y ejemplares. José Antonio Santana Sánchez nació en Valladolid el día 19 de enero de 1939 y es en 1955 cuando ingresa en el noviciado de Bujedo para seguir los pasos de los hermanos que le habían educado.

Sus primeros pasos como educador, en La Salle de Palencia y acaba sus estudios en Zaragoza para pasar a dirigir el Colegio Mayor Universitario de Valladolid.. Regresa a Lourdes en 1978 donde fue, primero director y profesor posteriormente. En 1988 pasa a desempeñar la función de director en aquel colegio-hermano al que conocíamos como Hispano, hoy La Salle de Valladolid. Desde el año 2002, su comunidad es San Eutiquio, en Gijón y es también la plataforma de su labor docente y pastoral. Es grande el cariño con el que le recuerdan sus alumnos en las clases de física y matemáticas. Algo destacable porque el hermano Santana (Pepe para los amigos) tenía una bien ganada fama de profesor “hueso” con el que se hacía difícil aprobar.

Luis Miguel Fernández Renedo es un vallisoletano nacido el 18 de junio de 1942 y, aunque en su biografía se cuenta que fue compañero de pupitre de Tomás Rodríguez Bolaños, el primer alcalde de la democracia, lo que es verdad, yo recuerdo mejor que se sentaba en el pupitre que marcaba al mío por delante, lo que me permitía conocer toda la importancia humana del entonces mi compañero. Desde 1960 estudia Ciencias Sagradas en el Instituto Catequístico San Pio X, dependiente de la Universidad Pontificia de Salamanca. Vivía en Tejares hasta que completó con la licenciatura de Filología Hispánica en Oviedo. Sus primeros pasos como docente, los pasa en Mollerusa (Lerida) y en Bujedo como formador. En 1978 es nombrado director del colegio La Salle de la Felguera. Y unos años más tarde es director-fundador de la nueva Escuela La Salle en Astorga y dirigir después La Salle de Santander. Fue visitador del Distrito (Castilla y León, Asturias, Cantabria, Galicia y Portugal) hasta que en 1993  regresa al Colegio de Lourdes para pasar, con posterioridad, en el 2000, al La Salle Hispano. En Roma ejerce las tareas como director de la Casa Generalicia y, finalmente, Bujedo cierra el ciclo que Luis Miguel inició allí mismo en el año 1955.

He ahí dos historias similares. Quizás a Luis Miguel le movieron más sus superiores, pero ambos tienen un mérito común. Haber sido, a los pies de Nuestra Señora, alumnos, profesores y directores de nuestro Colegio. En Lourdes entraron para aprender y de Lourdes salieron para servir. Dos vidas modélicas que nosotros, desde la Asociación de A.A., quisimos, no premiar, sino reconocer. Y lo hicimos con la ayuda del Obispo Luis Argüello que les entregó insignias de oro y diplomas después de fundirse en un emotivo y apretado abrazo con cada uno de ellos.

Y poco antes de abandonar la biblioteca (donde celebramos este Sexto Encuentro) camino de Medina de Rioseco para iniciar ya, y allí, su vida pastoral.

Nosotros seguimos con la entrega de los premios a los tres alumnos que ganaron los primeros puestos en nuestro concurso de Relatos Breves: as María Lorenzo Heredero por su narración titulada “Sucesos”; a Martín Gómez Redondo por “El despertar” y a la madre de Lucía Pérez de la Fuente, porque ella, no pudo estar presente, por su bonita historia titulada “El viaje de Khaled”. Tres ganadores, tres premiados que, como podréis comprobar en otro apartado de esta misma página web, destacaron por encima de las demás historias presentadas, todas ellas con un extraordinario nivel que nos hizo sudar al Jurado para ponernos de acuerdo. En ese apartado de esta web que os indico podréis ver más detalles de la Convocatoria literaria.

Por último, en los comedores, disfrutamos de un vino español hundiéndonos en el recuerdo de nuestros años jóvenes, comentamos el desarrollo de una mañana tan especial y, pensando que, con el tiempo, otros vendrán a reverdecer los laureles de este nuestro colegio que ha sido siempre un semillero de personas con una inmensa talla humana, con un profundo sentido religioso y con un admirable espíritu de servicio para con la Sociedad, también para la Iglesia y, desde luego, para los seres a quienes no haya favorecido la fortuna pese al valor intrínseco que acumulen. Es lo que ya he dicho y no me cansaré de repetir frente a aquellos que parecen decir lo mismo, pero desde un sentido más materialista y opaco.

“Entramos para aprender y salimos para servir”…

Frente a quienes aprender, pero luego salen para servirse.

ANGEL M. DE PABLOS

Presidente de la Asociación de Antiguos Alumnos

 

6º Día Antiguos Alumnos