Palabras de nuestro Presidente en la IV Asamblea General

¡Cómo pasa el tiempo!... Y qué caprichosa es la providencia. Yo llegué a este cargo por un año y con el deseo de volver al Colegio, al menos en una pequeña parte, lo que del Colegio recibí. Pero ese único año se ha ido estirando y ya voy por el tercero al que he llegado, lo creo sin reticencia alguna, por los mismos motivos que me empujaron a aceptar el primer mandato: por devoción hacia el entorno en el que me eduqué y aprendí a ser un hombre de provecho, yo que iba encaminado a ser una calamidad…
Ya voy por la tercera temporada pero, como es lógico, debo aprovechar esa Asamblea que no es sino una singladura que avala un cambio en el 50% de nuestra Junta Directiva. Y en ese 50% puede entrar, ¿por qué no?, la presidencia de nuestra Asociación de Antiguos Alumnos donde hemos priorizado el deseo de mantener el cariño y la filosofía de aquel Centro Docente en el que nos educamos hace ya… Dios mío… ¡Cuánto tiempo!... Y ese cariño que levantamos con orgullo y defendemos con gallardía no tiene nada que ver, al menos en este momento, con los Hermanos de las Escuelas Cristianas sino con los compañeros que nos han precedido en el estudio y con los compañeros que han llegado a estas aulas después de nosotros. Así de sencillo y así de elemental. No hay que buscar recovecos para huir de asociarse a nosotros y no hay otras disculpas que el de potenciar a esa familia que nos formamos aquí un buen día de hace… bueno, muchos años.
 
En este tiempo de mi presidencia provisional, lo más valioso  con lo que yo me he encontrado en esta tarea aceptada voluntariamente han sido mis compañeros de Junta Directiva. Una Junta donde forman alumnos de muy distintas generaciones pero, eso si, todos luciendo los mismos fundamentos porque todos, los antiguos, los presentes como les ocurrirá a los futuros nos vamos cociendo en un mismo horno que no, con el paso de los cursos, deja de funcionar a pleno rendimiento. Los más jóvenes, es natural, ofrecen la ilusión de su cercanía al estudio. Los más veteranos aportamos, a ese condimento, la experiencia que, luego, nos ha ido dando la vida día tras día. Y, entre unos y otros, hemos puesto sobre la mesa de trabajo, en nuestras reuniones, lo que hemos valorado como positivo para todos los antiguos alumnos que sí forman parte de nuestro listado de socios como indicativo para todos los antiguos alumnos que, por unas razones o por otras, no han entrado en esa lista.
 
Y vaya por delante, en el balance del pasado año, una decisión que nos vimos obligados a tomar pese a que, personalmente, me costó mucho afrontarla. Me refiero a la suspensión de las excursiones que programábamos cada curso (una en la primavera y en el otoño la otra) porque, tras el aviso de cada viaje, no cubríamos la nómina de viajeros necesaria para que, al menos, no nos costase cada salida. La última, recuerdo, planeada minuciosamente por Begoña buscando los horizontes de La Rioja después de dar cancha a la nostalgia pasando por San Asensio. Pero la decisión de suspender esas iniciativas, que volverían a mostrarnos el valor del grupo, estuvo apoyada en la escasa respuesta que recibimos… 
Creo que no pasamos de quince, la ocasión en la que más viajeros nos sumamos… Eso sí, yo no desespero de poder recuperar esta parte de nuestra actividad hacia vosotros que, en mi criterio, es de vital importancia para reencontrarnos.
 
Eso sí, el buen funcionamiento que mis compañeros de Junta han dado a nuestra Asociación nos ha permitido gozar de un cierto prestigio ante los estamentos nacionales de la Enseñanza Cristiana y ante los estamentos nacionales de las Escuelas Cristianas. El mérito no es mío, en absoluto, sino de José Antonio Cecilia vicepresidente de nuestra Asociación de Antiguos Alumnos que, a su presidencia internacional en la OMAEC, suma cargos nacionales de relieve desde donde se ha convertido en un imprescindible portavoz de lo que se hace aquí y, pensando en mis limitaciones, en un inmejorable portavoz de lo que se puede hacer aquí. A través de su fuente de resonancias, nos llegó en este año que ya se nos ha escapado de las manos la organización del 6º Encuentro de Antiguos Alumnos La Salle de España y Portugal. Con una muy nutrida participación de asambleístas, no creo presumir de triunfalista si os digo que la convocatoria resultó un éxito de forma y de fondo.
 
Entre los elogios que a mí me han enorgullecido más y que se han reflejado en diversas publicaciones lasalianas está, por ejemplo, la calificación de “muy educativo” para el Encuentro en sí por la difusión de aspectos que vivimos en la Sociedad y pueden ayudar a construir un mundo mejor… Y, por supuesto, me enorgullece que se haya dicho y escrito que la Asociación del Colegio de Nuestra Señora de Lourdes, en Valladolid, tiene una Junta Directiva que forma un verdadero equipo en el que todos trabajamos unidos y por el bien de la Asociación… En este Sexto Encuentro nuestro director, el hermano Javier Abad, ofreció una ponencia que, bajo el título de “Lasalianos en la Sociedad” ofreció un decálogo para la vida que iba dirigido a los jóvenes ex alumnos que terminan en nuestro Colegio y en todos los del país.
 
Intervino también el Vicepresidente Mundial de los Antiguos Alumnos de Don Bosco (Salesianos) para explicarnos su funcionamiento y ofrecernos alguna orientación que nos resultará muy positiva. Se presentó como nueva Asociación de Antiguos Alumnos, la de Antequera, en Málaga, a la que deseamos todos los éxitos del mundo. José Luis Llácer, consejero de UMAEL,  hizo una actualizada presentación de su institución y nuestro compañero José Antonio Cecilia hizo lo mismo con la OMAEC. Entre las sorpresas inesperadas, me puedo referir a la presentación de dos experiencias muy importantes: la de EMPRESAS-ONGs celebrada en Antequera que nos explicó Fernando del Pino y la de la Banca Ética Fiore de la que nos habló Leandro Velasco, ambas como dos retos para alcanzar un mundo mejor. El Hermano Visitador del Distrito ARLEP, Jesús Miguel Zamora, así como el Visitador Auxiliar del Sector de Valladolid, hermano Andrés Corcuera,  nos enviaron un mensaje claro sobre la misión que tenemos los Antiguos Alumnos de La Salle en la Sociedad.
 
Y por último, gracias a los buenos oficios del Alcalde la ciudad, Francisco Javier León de la Riva, que como sabéis es antiguo alumnos y socio de nuestra Asociación, pudimos ofrecer a nuestros visitantes una gira por la ciudad a lomos del autobús turístico con la intención de que conociesen nuestro rico patrimonio y que no todo fuesen reuniones encerrados en estas aulas… Yo creo que el Sexto Encuentro no solo fue un acierto para quienes vinieron a darle consistencia sino, también, para nosotros que pudimos entrar en contacto con la experiencia de otras asociaciones y convencernos de que nuestra labor encaja con lo que de ellos aprendimos.
 
Y, por último, quiero hacer especial hincapié en el día del Antiguo Alumno del Colegio (que en el 2013 fue, por necesidades del calendario, el primer domingo de junio) aunque, de manera formal siempre lo establecemos el último domingo de mayo. En ese día de convivencia y reencuentro, destacamos los méritos del antiguo alumno de Lourdes Carlos Vara Torbeck, eminente doctor que ejerce en Málaga, médico interesado tan solo en la salud de los enfermos que no pueden pagar una Sanidad por encima de sus posibilidades por lo que cada año acude en sus vacaciones a Sudamérica para ofrecer gratuitamente sus servicios, que es Académico de Medicina, pero también es Académico de la Historia (por cierto que el día 6 de marzo ofrecerá una conferencia sobre Las Navas de Tolosa en el Ateneo de Valladolid) y, sobre todo, un lasaliano convencido que presume de este Colegio y de su estancia en él.
 
Tocando este tema, por cierto, y que me perdone el Secretario si me adelanto, este año queremos proponer, a vuestro visto bueno y aprobación, la figura de Joaquín Díaz, folklorista, escritor, intelectual de la primerísima línea de esos intelectuales que se comprometen con los más desfavorecidos y que lleva sus conocimientos a todos los rincones de su entorno, toda vez que una gran parte de ese conocimiento lo ha adquirido viajando por nuestros pueblos, hablando con los más mayores como pozo de sabiduría popular, que luego él, Joaquín, pasa por el filtro de su inteligencia para devolvérnoslo en artículos, libros y trabajos asequibles a todo entendimiento.
 
Todo lo que os he contado, se ha gestado y realizado en el 2013. Algunas tareas tienen octava y, tras vuestra aprobación, serán firmes en este 2014 que espero y deseo sea tan fértil y fructífero como nos fue en el pasado año. Pero ese asunto le corresponde a José Antonio Cecilia, nuestro vicepresidente, que os dará cumplido informe de lo que se ha pensado para este año que acabamos de comenzar. Un año en el que, junto a los planes propios de cualquier Asociación que se precie, tenemos que abordar algunas de las exigencias que tenemos como antiguos alumnos de los hermanos de La Salle. Y a ese respecto, quiero traer aquí unas palabras que no son mías. Las palabras que pronunció el hermano visitador, Jesús Miguel Zamora, en el curso de ese Sexto Encuentro del que ya os he hablado. Al hablar de las Asociaciones de Antiguos Alumnos dijo algo evidente. Que la calidad de una asociación se mide por las personas que la componen cuando éstas se ponen al servicio de los objetivos comunes. Pero la Asociación no la componemos tan solo quienes formamos parte de la Junta de Gobierno.  Todos vosotros también sois Asociación de Antiguos Alumnos del Colegio de Nuestra Señora de Lourdes. Y a todos vosotros os pido que os suméis a nuestros proyectos para que, entre todos, luchemos sin bajar la guardia en el cumplimiento de unos objetivos que el propio Hermano Zamora nos planteó:
 
1.- Asentar Juntas Directivas fuertes, dinámicas y al servicio de los demás. Os algo que, con humildad, os digo que si está abordando nuestra A.A.A.
2.- Incrementar los lazos de unión entre unas y otras asociaciones. Y en ese aspecto, os puedo asegurar que el Sexto Encuentro fue determinante.
3.- Hacer de las Asociaciones espacios de crecimiento humano, solidario, fraterno y lasaliano. Muchos de nuestros proyectos (entre ellos la plataforma para que a.a. que hayan soportado la crisis puedan ofrecer trabajo a otros a.a. que no pudieron hacerlo) yo creo que encaja en este punto.
 
4.- Profundizar y abrirse al conocimiento, aprecio y descubrimiento de la persona de San Juan Bautista de La Salle. Esto es algo que quienes hemos aparcado en la Junta lo teníamos y lo tenemos claro. Y no solo en la persona del fundador. También en figuras que han seguido al fundador hasta el martirio.
5.- Hacer de nuestras Asociaciones espacios ricos donde se viva y se manifieste la solidaridad con los más necesitados. En este punto hay directivos, y no directivos, de los podría contaros muchos ejemplos hermosos en aras de esa entrega a los demás.
 
Pero insisto en lo que os decía antes. Os necesitamos a vosotros. A los que estáis aquí y a los que no han podido venir. A los que sois socios de la Asociación de Antiguos Alumnos porque os ha empujado la fuerza del recuerdo y a quienes no son socios porque, seguro, su recuerdo no ha sido ni es tan fuerte como el vuestro. Entre todos, haremos de nuestra unión una máquina imparable. Si no somos capaces de juntarnos, como nos pedía el Hermano Zamora, “al servicio de esos objetivos comunes”, a los que todos los lasalianos debemos entregarnos, entonces nuestra máquina se detendrá.
 
Y si se detiene, habremos convertido nuestra Asociación en una naturaleza muerta, con una apariencia externa, pero sin nada en su interior.